Es la capacidad para identificar los pensamientos y sentimientos de los demás desde sus propias coordenadas espacio-temporales, lo que implica trasladarse mentalmente a su situación y circunstancias para comprenderles mejor y evitar etiquetarles  anticipadamente desde nuestros parámetros, así como gestionar adecuadamente la carga emocional que nos genera la situación ajena para evitar que nos desborde y garantizar que nuestra respuesta a su situación o problema sea de calidad humana y social.