Es la capacidad para afrontar los retos y demandas del entorno con valentía, audacia y seguridad personal ajustada a las propias capacidades y recursos presentes en cada situación, lo que implica saber identificar áreas de mejora, incentivar la autonomía responsable en otras personas y equipos, diferenciar situaciones de aplicación pautada de las que permiten más iniciativa, así como actuar sin estar condicionados por la opinión y evaluación de los demás o la ansiedad ante nuevas situaciones que requieren nuevas respuestas.