En este episodio del podcast formativo del proyecto Talante Solidario, de Fundación FADE, “Aprender a quererte, aprender a ayudarte”, vamos a aprender acerca de la gestión de conflictos, y lo vamos a hacer de la mano de María Dolores, alumna de Talante Solidario, voluntaria en la Asociación Traperos de Emaús en Murcia, y también terapeuta.
Pues bien, María Dolores, en uno de los ejercicios de entrenamiento y aplicación que proponemos en la competencia “Análisis y Resolución de Problemas” nos envió esta receta práctica en cuatro pasos para resolver un conflicto interpersonal:
En un conflicto interpersonal es importante tener en cuenta que las dos personas llevan razón, cada una la suya, y que ninguna tiene la verdad absoluta de lo que ha ocurrido, porque la verdad absoluta no existe, por ello cada uno defenderá su verdad conveniente. Hay que intentar que ninguno de los dos sienta que ha perdido la batalla, sino que ha ganado en unas cosas y ha cedido voluntariamente en otras.
Primer paso: empezaría por prepararse y ponerse en predisposición para darle al otro la oportunidad de que cuente su propia versión de lo ocurrido. Para ello hay que escucharle de forma activa, intentando no emitir juicios de valor mientras habla, respetando su espacio, no cortarle y tener paciencia. Deberíamos escuchar desde el vacío fértil que llamamos los terapeutas, porque así estamos escuchando sin expectativas, ni pensamientos prejuiciosos sobre los hechos, ni situaciones negativas o manipuladas del pasado, sino que trabajamos sólo con lo que hay en ese momento, con lo que nos dice y le decimos a nuestro interlocutor.
Segundo paso: tendríamos que contar nuestra visión de la historia de forma asertiva, hablar de forma calmada y pausada, agradeciendo la oportunidad de intervenir para contar los hechos según nuestra experiencia. Intentando siempre decir las cosas de la forma más moderada posible teniendo en cuenta los sentimientos e interpretaciones que el interlocutor puede hacer de lo que le decimos. Aquí lo importante no es lo que dices sino cómo lo dices, la forma en que se dicen las cosas es muy importante, tanto que puede determinar cómo se termine resolviendo el conflicto.
Tercer paso: si lo que queremos es resolver el conflicto, obviamente tenemos que trabajarlo desde la empatía, entender la vivencia que la otra persona tuvo sobre los hechos es fundamental. Si no entendemos a la otra persona, no somos capaces de ponernos en su lugar, ni sentimos compasión por cómo ha vivido la situación la otra persona, nunca podremos resolver el conflicto. Porque algo muy importante a tener en cuenta es que el conflicto es algo que está fuera de nosotros, el conflicto no es la otra persona, ella al igual que nosotros puede mirar el conflicto, porque el conflicto esta fuera, no es la persona, y para resolverlo necesitamos mirarlo ambas partes. Para saber todo esto, hay que preguntar, preguntar mucho y escuchar la respuesta con paciencia. Por ejemplo, podríamos preguntar: ¿Cómo es que lo has vivido así? ¿Qué te hubiera gustado que hubiera ocurrido? ¿Por qué crees que mi posición es tan distinta a la tuya? ¿Qué crees que puedo hacer por ti? ¿Qué necesitas para que podamos acercar posturas?
Cuarto paso: finalmente una vez que ya conocemos y hemos hablado de las distintas interpretaciones que cada uno tenemos del conflicto, una vez que hemos separado el conflicto de las personas y tenemos una visión clara de él es cuando podemos empezar a trabajarlo, a negociarlo, para poder resolverlo. Es en este momento cuando podemos llegar a los diferentes acuerdos que necesitemos.
¿Qué te ha parecido la receta? Práctica, recomendable…? Seguro que sí, y con mucho fundamento desde las teorías psicológicas de la gestión de conflictos, que María Dolores estudió bien en la competencia Análisis y Resolución de Problemas en www.talantesolidario.org
Muchas gracias a María Dolores por compartirnos su receta para gestionar conflictos, y por formarse para aprender a querer y ayudar mejor a las personas que acompaña.
Te invitamos a crear tu propia receta de la gestión de conflictos en el voluntariado, cursando esta competencia en Talante Solidario. Y, ¿sabes para qué?
Efectivamente, para estar al lado de quien más nos necesita, para ver mejor lo que nos piden, para estudiar su realidad y ser respuesta a las preguntas que nos plantea, para seguir sumando… para aprender a quererles y ayudarles, porque en el compromiso, si no hay corazón, no hay vínculo fuerte y duradero, como nos dice el grupo colombiano Morat en su preciosa canción.
Y seguimos aprendiendo y mejorando gracias también a la Consejería de Política Social, Familias e Igualdad de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia y el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030.