En la actualidad hay evidencias más que suficientes para afirmar que las habilidades blandas, más conocidas en el ámbito empresarial y organizacional como “soft skills”, adquieren cada vez más importancia y protagonismo en el entorno laboral, tanto en las agencias de selección de recursos humanos, como en las propias empresas. Las políticas del mercado europeo de trabajo tienen una fuerte orientación al desarrollo de estas habilidades como camino para enfrentar los retos de empleabilidad de los ciudadanos, especialmente en la era digital, y reconocen que es necesario desarrollar políticas activas para que las personas puedan adquirirlas, así como las entidades valorarlas y reconocerlas.
Sistemas de medición y certificación de competencias: convalidación & coaching pedagógico
En este contexto, las entidades de voluntariado, así como las Administraciones Públicas, están apostando por tomarse el reconocimiento de las competencias muy en serio y lo están demostrando con su firme disposición a trabajar mediante certificaciones oficiales.
Las entidades de voluntariado son las encargadas de expedir el certificado a sus voluntarios y para estar a la altura de la calidad y validez exigida actualmente en estos procesos y sistemas evaluativos, deben contar con la metodología y regulación adecuada.
Si, además, las entidades desean acreditar competencias blandas adquiridas por sus personas voluntarias, lo necesario y lógico es que formen parte de un sistema o red que propone modelos oficiales, aprobados y testados en los que se utilizan herramientas y técnicas validadas y fiables, así como tutores bien formados en el entrenamiento y evaluación de dichas competencias.
Los sistemas y métodos de evaluación y certificación de competencias adquiridas a través del voluntariado que existen a día de hoy, pueden agruparse en dos modelos:
- El modelo de convalidación experiencial: consiste en que el propio voluntario/a debe reunir todas las pruebas, informes, documentos que avalen su experiencia y formación adquirida en la entidad/es en que ha realizado su voluntariado. Este proceso se realiza con ayuda de una herramienta online, que pone en contacto al voluntario con las entidades en que ha realizado sus experiencias de voluntariado. La misma herramienta / plataforma permite a este hacer una autoevaluación de sus competencias (una a una), y a las entidades, a través de sus evaluadores, evaluar también dichas competencias (heteroevaluación). Finalmente, un grupo de expertos contrastan estas evaluaciones, y tras entrevistar al voluntario y hacer las comprobaciones oportunas, validan o no las competencias que solicita.
- El modelo de coaching prosocial durante la experiencia de voluntariado. En este modelo, creado por Talante Solidario en el año 2019, el voluntario/a tiene la oportunidad de entrenar cada competencia en tiempo real y actual, acompañado por un coach-tutor, vinculando a la vez teoría y praxis, evaluando el proceso de forma continua, formativa y sumativa, acompañando también validando el proceso en todas sus fases, de forma totalmente controlada además de monitorizada, asegurando el buen desempeño y evaluación de cada competencia entrenada en el propio voluntariado.
Este innovador modelo basado en coaching prosocial, facilitado en Talante Solidario, de cara al entrenamiento, aprendizaje, evaluación y certificación de cada competencia, garantiza, por las razones expuestas, la validez, fiabilidad y calidad del proceso.
Talante Solidario es un modelo pedagógico-competencial diseñado expresamente para el entrenamiento y aprendizaje óptimo de las competencias en el voluntariado, tutorizado, exigente conforme a los estándares competenciales, que utiliza metodologías y herramientas de enseñanza-aprendizaje innovadoras, como la Enseñanza para la Comprensión (Harvard), las Inteligencias Múltiples, herramientas validadas de auto evaluación y hetero evaluación competencial, además de contenidos y conocimientos relevantes y actualizados en cada competencia.
Si la Universidad de Murcia, exigente en los procesos de convalidación de cursos propios, ha decidido incluirlo y certificarlo, es porque ha valorado previamente y aprobado la calidad pedagógica del modelo Talante Solidario.
Todo ello hace, además, al modelo Talante Solidario un instrumento idóneo para que las entidades de voluntariado cumplan con las obligaciones recogidas en la Ley 45/2015, de 14 de octubre, de Voluntariado, acerca del derecho de los voluntarios y voluntarias a recibir la formación adecuada para el buen desempeño de su labor, además del reconocimiento de dicha formación y de las competencias profesionales y habilidades blandas desarrolladas en la misma (artículo 24,2 de la citada Ley).
Para las entidades de voluntariado que han incorporado Talante Solidario en su itinerario formativo, incluso varias de ellas ya han formado y certificado a sus técnicos como tutores/as de Talante Solidario para poder auto-gestionarse mejor; el hecho de formar parte de este modelo les ayuda a gestionar de forma más ágil, segura y eficaz el proceso de acreditación de competencias blandas. Al hacerlo, además, ofrecen un valor añadido a sus personas voluntarias, al enriquecer su proceso de aprendizaje y mejorar su empleabilidad futura.
Estas son las entidades, un total de 16 de toda España:
Asdegal, Nadiesolo, Fundación Cepaim, Fundación Iniciativas El Gigante, Fundación Diagrama Intervención Psicosocial, Asociación de Asistencia Social Argibe, Fundación Patronato Jesús Abandonado Murcia, Aptacan Autismo Cantabria, Futucam, Asociación Cultural Caudiel, Fundación Harena, Aspaym Murcia, Aspanpal, Fundación Profesionales Solidarios y Asociación Custodire.
¿Por qué el modelo de Talante Solidario funciona?
El modelo Talante Solidario funciona, y muy bien, en primer lugar porque en el mismo no pueden avanzar, y de hecho no avanzan, los voluntarios/as que no se comprometen con su propio proceso formativo: quien no se esfuerza e invierte el tiempo y la dedicación que requiere el proceso de cada competencia, no supera los ejercicios de aprendizaje y entregas que valora el tutor, y hay voluntarios/as que abandonan el proceso pedagógico al no poder asumir con la calidad, esfuerzo y dedicación que pedimos, el compromiso con su formación.
No es tanto una cuestión de complejidad o de dificultad, sino de esfuerzo y compromiso con el propio aprendizaje y mejora personal. Este dato, lejos de ser una debilidad, es una fortaleza pedagógica del modelo.
La mejora es palpable y evidente en el recorrido formativo de la mayoría de los voluntarios/as que se comprometen e ilusionan por su crecimiento y desarrollo competencial, lo que provoca que los voluntarios se sientan motivados al percibirse cada vez más eficaces y capaces en su ayuda, además de ser también alentados y motivados por los tutores, para continuar hasta el final con la formación dando lo mejor de sí. Mónica, voluntaria de Asociación ARGIBE, afirma tras finalizar el entrenamiento de la competencia Análisis y Resolución de Problemas que “un problema bien definido es un problema casi resuelto” y también dice que: “Antes de aprender y conocer esta competencia no pensaba que fuese tan importante la identificación o la definición del problema. Y ahora pienso, o me he dado cuenta, que es muy importante, ya que muchas veces nos centramos en buscar una solución rápida al problema sin pensar mucho en cuál es realmente el problema o cuál es la causa, y eso hace que a veces no se resuelvan o incluso que se agraven”.
Esta progresa no sólo la experimenta el voluntario, sino que también aporta valor a los beneficiarios a los que atiende, así como a las entidades que colaboran con Talante Solidario al proporcionar el campo de entrenamiento, el contacto con la realidad. Pero, lejos de quedarse ahí, también aporta valor en el entorno laboral, familiar y social del voluntariado. De hecho, Judit, voluntaria de Fundación APTACAN, tras finalizar la competencia Empatía en Talante Solidario, afirma que: “Nuestro bienestar social y calidad de vida mejora a grandes pasos siendo empáticos con toda la gente que veamos que lo necesita”. También dice lo siguiente: “He notado la mejora de esta competencia en mi voluntariado cuando hay situaciones conflictivas e intento ponerme en el lugar de las dos partes, e intento mediar, siempre manteniendo una distancia objetiva y emocional, sin dejarme llevar por los sentimientos o emociones que me pueda causar cada persona. Además, también he notado mejora cuando acaba mi voluntariado e intento desconectar estando conectada con mi mente y mis diálogos internos para poder dejar a un lado todos esos sentimientos y pensamientos que se te quedan internos después de acabar las sesiones. Todo gracias a la formación y consejos de esta competencia, ya que a veces nos acostumbramos a dejarlo por normalizado, y debemos ser conscientes que nuestra vida personal es muy importante cuidarla”.
La formación y certificación de competencias blandas o soft skills da como resultado mejores personas y mejores profesionales.
El proceso por el que nuestras entidades amigas o colaboradoras validan las soft skills de sus voluntarios es ágil y sencillo, pero con buenos fundamentos. A través de nuestra plataforma Moodle, tanto voluntarios como tutores tienen un espacio compartido de enseñanza-aprendizaje en el que se facilita, a través de un innovador proceso, la validación de las competencias soft-skills. Ofrecemos hasta 10 competencias para entrenar y validar en nuestra cocina de los aprendizajes competenciales
La entrada en el sistema o programa se inicia con un test inicial general que evidencia el grado de dominio de cada una de las 10 competencias: a partir de esos datos, seleccionamos, de entrada, dos competencias a mejorar (las dos con valoración más baja) y una competencia de puntuación alta para entrenarla en clave de excelencia, que motive al voluntario/a y sirva para tirar de las otras dos. De modo que las competencias se cursan en bloques de tres (25 h certificadas en cada bloque = 1 crédito CRAU). Cada curso o competencia individual se puede completar en una media de ocho horas, por lo que aconsejamos dedicar una o dos horas semanales (máximo) a cada competencia. De modo que puede entrenarse cada competencia en un mes o dos meses.
Por eso, el tiempo mínimo recomendado para participar en esta trayectoria formativa es de 3 a 6 meses por cada bloque de 3 competencias (1 crédito CRAU = 25 horas). Si bien hay en la actualidad voluntarios/as que ya han cursado hasta 6 competencias, dos bloques de 3.
Si te ha quedado alguna duda sobre cómo funciona nuestro programa te lo contamos en 3 minutos aquí.
¿Quieres certificar tus competencias blandas?
Para matricularse en la plataforma on-line Talante Solidario, es requisito previo ser voluntario en una entidad social, ya que el entrenamiento sobre el terreno es lo que permite adquirir y desarrollar las competencias. Si todavía no eres voluntario, pregúntanos y te orientamos. ¡Anímate a entrenar!
Si eres una entidad de voluntariado y deseas conocer nuestro método, ¡Consúltanos!